Razones para volver o la extinción de los dinosaurios
Aquí estoy otra vez de vuelta a las páginas editoriales de elPeriódico. Más tardé en despedirme que en regresar. Nerviosa e insegura como la primera vez, me acompaña la sensación
de estar viviendo un eterno deja-vu: tecleando sobre la hoja en blanco. Borrando e intentando un discurso que al menos sea honesto.
En la noche oscura de esta nueva y falsa democracia, traigo mi palabra apresurada que nace entre la lista del mercado y aterriza forzada como pájaro en picada. Regreso a estas páginas, antes que la eterna espiral del tiempo me trague. ¿Por qué?
Porque siento que casi nada ha cambiado en esta fincona y que hoy más que nunca debo ejercer mi derecho a expresarme libremente.
Porque cada vez que leo las noticias comprendo en qué se inspiró Tito Monterroso para escribir: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Vivimos entre Tyrannosaurus que escriben en blogs, tienen seguidores en Twitter, son dueños de fundaciones y cuentan con muchos perfiles falsos y algunas columnas de opinión donde insultan y acusan sin pudor a cualquiera que amenace su anticuado y consumista modo de vida.
Porque condeno categóricamente la incitación al odio, al racismo y a la misoginia, actitudes que aún transitan libres por las páginas de este medio.
Porque son tiempos extraños para el país y mientras tengamos un actor jugando a presidente, yo voy a sentir que vivo en una película de Lars von Trier. Y me voy a reír pero con algo de miedo.
Porque aún no olvido a los enterrados vivos en Panabaj, y ya los muertos de El Cambray II me susurran sus historias al oído.
Porque me gusta que me lean y que en los bares me inviten a una cerveza.
Porque con un solo trabajo no se puede vivir.
Porque Luis de Lión tenía razón cuando decía: Por qué se empeña la muerte en matar vanamente a la vida, si la más humilde semilla rompe la piedra más fuerte.
Porque mi opinión muchas veces es equivocada pero nunca es transada.
Porque escribo bajo mi propia culpa y riesgo.
Porque le debo mi palabra a las mujeres de La Puya, a las de Sepur Zarco, a las tortilleras, a las pobres y a las niñas que no saben reír.
Porque creo en el bien común, en un planeta Tierra más sano, más humano, menos químico y violento.
Porque tengo un espíritu inquieto que ama la lógica, la racionalidad y la intuición moral, mucho antes que cualquier mandamiento religioso.
Regreso porque soy necia y quiero arruinarle el desayuno a los cuadrados.
Regreso para poder invitarlos a que vayan a la VII Muestra de Cine Internacional Memoria Verdad y Justicia que transcurre esta semana en el Lux y que nos inunda con sus realidades paralelas.
Escribo porque extraño ver mi nombre impreso en el diario del miércoles y pasar toda la semana pensando en ¿de qué voy a escribir? Y además, porque un periódico siempre puede reusarse y sirve hasta para limpiarse el culo con él.
Y porque a mi modo, yo también soy un dinosaurio y algún día, también voy a desaparecer.
Autor: Lucía Escobar
Fuente: Las Otras Luchas