Erick Barrondo, de los cerros de Chiyuc a lo más alto del Monte Olimpo
El sábado 4 de agosto de 2012 quedará grabado en la memoria de muchos de nosotros los guatemaltecos como el día más grande de la historia deportiva de nuestro país, el día en que Erick Bernabé Barrondo García conquistó para Guatemala la primera medalla olímpica y nos llevo de la emoción y felicidad, a las lágrimas, al delirio y a la locura.
Erick Barrondo es un humilde y sencillo atleta guatemalteco , fiel exponente de la Guatemala olvidada, de la Guatemala profunda, que vivía en una casa da tablones y lámina hasta cuando ganó la medalla de oro en los panamericanos del 2011, que creció en la marginalidad y sin oportunidades como millones de niños guatemaltecos del área rural, pero que desde pequeño le gustó correr utilizando incluso los zapatos tenis de su mamá por carencia de unos propios, y sin embargo, aún con todas esas carencias y seguramente también con alimentación deficiente, comenzó a destacar en competencias infantiles y juveniles, que lo llevaron a dejar su casa y entrenarse en Cobán y más tarde trasladarse a Guatemala dónde tuvo la dicha de trabajar con su actual entrenador, el cubano Rigoberto Medina, alguien que merece también toda la gloria y reconocimiento de los guatemaltecos, no sólo por haber aconsejado a Barrondo que se dedicara a la marcha y no al fondismo, sino además tenerlo bajo su tutela no sólo como entrenador sino como ha indicado Erick en muchas entrevistas, como un padre que se quitaba el bocado para dárselo a él, porque incluso estando aquí en la capital también tenía todo tipo de carencias, por el poco apoyo que se le brinda a ciertos deportes en nuestro país como la marcha, sin embargo ahora todas esas entidades deportivas que no lo apoyaron con el mayor cinismo lo recibirán con bombos y platillos y le harán muchos homenajes.
Erick Barrondo, aparte de ser nuestro un orgullo nacional, es además un llamado y un grito de reflexión y exigencia para nuestros políticos y la clase dominante de este país, para que realmente se interesen en procurar una sociedad más justa y de igualdad de oportunidades, para que creen las condiciones en que la mayoría de los guatemaltecos puedan tener una vida digna. Que no vengan ahora a decirnos la cantaleta desgastada que Erick Barrondo es una muestra que en este país el que quiere puede, que todo está bien y que el que no consigue algo es porque es haragán y no lucha y no se esfuerza. Porque imaginen ustedes cómo sería de distinta la historia deportiva de nuestro país si realmente aquí hubiera mejores condiciones de vida ¿Por qué creen que en Guatemala tuvimos que esperar 60 años para tener nuevamente un atleta que destacara a nivel mundial? Porque las condiciones de vida no lo permiten y tienen que existir fueras de serie que sobreponiéndose a todas las circunstancias adversas lo consigan, como lo hizo Mateo Flores en 1952 ganando la maratón de Boston y ahora 60 años después Erick Barrondo ganando la medalla de Plata en la marcha de 20 km en Londres. Si en nuestro país hubieran mejores condiciones de vida, si no existieran esos índices espeluznantes de desnutrición crónica, de analfabetismo y de pobreza extrema únicamente superiores a Haití en toda América, otro gallo nos cantaría y no sólo en el deporte sino en todas los ámbitos de la vida, seguramente nuestro país destacaría en muchos de ellos y no tendríamos que esperar que surja un Mateo Flores y un Erick Barrondo cada 60 años.
Y por eso el mérito de Barrondo es inmenso y su gloria es total y absoluta, es sin dudas nuestro máximo héroe deportivo, no solo por su espectacular conquista de la medalla de plata en Londres sino por conseguirla contra todas las condiciones adversas de la situación social y económica en que le tocó nacer y crecer. Por eso toda mi admiración y mi respeto para el gigante Erick Barrondo, ese hombre de maíz que con su andar firme y decidido caminó de los cerros de Chiyuc a los más alto del Monte Olimpo y es ahora el nuevo héroe nacional. ¡Que viva Erick Barrondo!