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Yo no tengo presidente

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Señor expresidente, usted puede dar esta bazofia de discurso, podrá querer seguir viéndonos la cara de tontos, pero no los somos tanto como usted, piden perdón los que ofenden, pero usted no sólo hizo eso, usted traicionó a su patria, usted defraudó al pueblo, usted robó y sus robos junto con los de sus secuaces dejaron a la gente sin atención médica y sin medicinas por lo que murieron, además de negarles a las grandes mayorías el acceso a servicios fundamentales, eso no tiene perdón, sólo tiene un destino y es el de la justicia, la cárcel lo espera y usted no se va a librar.

Da rabia su desfachatez y su cinismo, pero también da pena porque pudo usted haber tenido una salida un poco más honrosa, pero es claro que la honra usted la desconoce totalmente, así que con su necedad y bravuconería en este discurso lo único que logrará es salir totalmente humillado y vilipendiado y con el repudio de todo el pueblo al que ya pasó a la historia como uno de los más nefastos, con esta nueva afrenta al pueblo usted cavó su propia tumba.

A partir de hoy #YoNoTengoPresidente y esperaré con mi activa participación ciudadana y con paciencia el momento que deje el cargo, que está muy cercano. Y no lo haremos de forma violenta, no será con las armas, esas que usted conoce muy bien y que utilizó contra este mismo pueblo al que ahora robó, será pacífico, ya su compañera de fórmula guarda prisión, a usted lo espera el mismo destino aunque ahora se aferre inútilmente a un cargo que ya no le pertenece. Usted ya está caído, sólo protegido por esta institucionalidad corrompida, pero ya no representa a nadie y muy claro se lo haremos saber. Su destino ya está marcado, es irreversible, usted lo hizo así, usted lo quiso así, quisiera decirle todavía que renuncie pero nos dejó claro que no entiende y que no escucha, así que sólo le recuerdo que muy pronto se arrepentirá de haber pronunciado este discurso. Usted no hizo lo correcto, usted nunca obtendrá perdón y la cárcel lo espera.

La necedad nunca vencerá a la razón.

El discurso de la indignidad:

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