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Despertemos Guatemala


En Guatemala en los últimos tiempos se han visto muchas iniciativas por diversas causas, especialmente la lucha contra la violencia y contra la pobreza. La última, de gran movimiento y cobertura mediática es «Despertemos Guatemala» que bajo el lema «Tengo algo que dar» realizó el fin de semana anterior una visita de 6 mil voluntarios a convivir con igual número de familias en extrema pobreza del interior del país, incluyendo el Presidente, la Vicepresidente y altos funcionarios gubernamentales.

La idea era convivir con estás familias, compartir sus actividades, dormir con ellos, comer con ellos y así despertar la conciencia de la realidad tan distinta en que viven, ponerse en los zapatos de los pobres para luego promover acciones para revertir esta situación.

Me parece muy positivo que se den este tipo de actividades, porque es importante que muchos guatemaltecos que vivimos con una venda, tomemos conciencia de la realidad en que viven nuestros compatriotas, aunque me parece que simplemente con abrir los ojos y ver bastaría para tomar conciencia, los que vivimos en la ciudad con sólo salir a escasos kilómetros afuera del perímetro urbano podríamos percatarnos que la realidad es que Guatemala es mucho más pobre que rica, que la inmensa mayoría no tiene una casa decente, que carecen de servicios mínimos fundamentales y básicos como el agua potable, la luz y los drenajes, viven en un ambiente de insalubridad, con una alimentación paupérrima, con escaso vestido, sin educación y sin oportunidades. Mientras la ciudad nos deslumbra con gigantescos centros comerciales, con derroche de lujo y hasta extravagancias, ahí donde somos víctimas del consumismo, ahí cerquita está la otra cara de la moneda que no vemos o simplemente no queremos ver, porque realmente es obvia.

Una vez estando en la Habana, visité con mis compañeros de viaje una casa cubana y me recuerdo que al salir algunos de ellos comentaban “que pobrecitos, que como vivían ellos de mal, que no tenían nada”, la verdad yo preferí no emitir opinión y para mis adentros me pregunté ¿En que mundo viven ellos que se asombran de esta casa de la Habana cuando yo he visto en Guatemala casas y condiciones mil veces peores? La casa de la habana, era tipo apartamento, pero era una casa con paredes y techo de cemento, no con paredes de tablones y techo de lámina, tenía piso, no era de tierra, tenían amueblado de sala con televisor en la sala, tenían amueblado de comedor, lo que podía ver de un dormitorio tenían cama y en un gavetero tenían otro televisor, desde luego que tenían luz y tenían agua, honestamente a mi me pareció idéntica a una casa de clase media baja de la ciudad de Guatemala, pero donde obviamente se puede vivir de una forma decente, una casa que para cualquier guatemalteco de esas 6 mil familias que fueron a visitar sería un sueño tener y por eso pienso que son importantes estas actividades, porque definitivamente hay gente que mira y no ve como mis compañeros de viaje, porque no sé si por el prejuicio del comunismo les pareció que las condiciones de esta casa en la Habana eran deplorables, porque a mí lo que sí me parece deplorable e infame son las condiciones en que viven la inmensa mayoría de guatemaltecos y si esta actividad ayuda a tomar conciencia de esto por lo menos, en algo ayudará.

Ayer en la noche miraba en el noticiero de Guatevision la cobertura que dieron de esta actividad del Presidente Otto Pérez Molina y él ante la situación de la familia con la que convivió se comprometió a ayudar con Q 500.00 a tres niños de esta familia con dinero de su salario, incluso habló que calculaba que lo podría hacer hasta por veinte niños más de esa comunidad. Por mi cabeza pasó, tanta crítica a los programas asistencialistas y ahora el señor Presidente lo primero que piensa es en brindar asistencia a estos niños y no porque esté malo, de ninguna manera está bien, pero entonces ¿Porque tanta tirria a programas sociales de asistencia? si lo primero que se le ocurre a alguien, en este caso el Presidente Pérez Molina es brindar asistencia de su bolsillo. Ojalá y esta asistencia a estos 20 niños se tradujera en alimentación y educación para ellos, porque con educación y comida al menos 20 niños probablemente al llegar a adultos podrían brindar a las familias que formen en el futuro, mejores condiciones de vida. Pero mejor sería, que el Señor Presidente Pérez Molina por la concientización y experiencia que tuvo, promueva con su gobierno acciones y leyes que permitan el desarrollo de las áreas rurales, recientemente el recibió a los campesinos y sus peticiones, campesinos que viven en condiciones idénticas a las de la familia con la que convivió, entonces ojalá y realmente tome acciones para satisfacer sus demandas y empezar esa transformación que cambie realmente y de fondo las condiciones de vida de esta gran mayoría, que les brinden las oportunidades que necesitan para salir de la pobreza extrema.

También vi la experiencia de la Vicepresidente Roxana Baldetti, que después del escándalo de los gastos en Perfumes, Chocolates y Licores de la semana pasada, también convivió con una familia que de eso que ella compró con dinero del estado, no tienen absolutamente nada. La familia que visito Baldetti estaba conformada por una mamá y cinco hijos y la señora hace tamalitos de chipilín para vender y todos los días camina cinco kilómetros para realizar su venta que le da ingresos de Q 40.00. Este ejemplo me pareció magnífico para todas aquellas personas que tienen la falsa idea que los pobres son huevones, que viven en esas condiciones de miseria por huevones, lo cual es totalmente falso, la gente trabaja y mucho, quien de nosotros diría o trataría de huevón a una persona que para realizar su trabajo se desplaza cinco kilómetros a pie todos los días y cuyo beneficio es la miserable cantidad de Q 40.00 diarios, yo tengo clarísimo que la gente del campo es la que más trabaja, en las peores condiciones y con el más miserable ingreso. Nosotros que cómodamente nos trasladamos a nuestros trabajos, en nuestros confortables automóviles con aire acondicionado y escuchando música, que pasaría si esto cambiara y tuviéramos que volar pata, bajo el sol o bajo el agua con caites o descalzos en los caminos polvorientos o enlodados como los que transita la mamá de estos cinco niños, ¿Diríamos que son huevones? ¿Diríamos que no trabajan, que no luchan, que no se esfuerzan? Sería muy injusto, así como es injusta la manera en que esta sociedad los ha marginado y que es lo que al final se debe cambiar.

Muchos de los que participaron en esta actividad, hablaron en las redes sociales de vivir una experiencia transformadora, pues ojalá que así sea, que no suceda como cuando la gente se va de retiro espiritual y pregonan venir transformados, ser hombres nuevos, se la pasan hablando de Jesús y de la biblia y en el fondo después de mucho bla bla bla todo sigue igual, ojalá que verdaderamente hayan tomado conciencia de la realidad de nuestro país, ojalá que ayuden de manera asistencial a las familias con las que convivieron si tienen esa facilidad como el Presidente, pero sobretodo ojajá que tomen conciencia que estas personas no viven en esas condiciones miserables porque quieren o porque les gusta o porque es así, sino que hemos sido nosotros, la misma sociedad la que los ha marginado y que si realmente queremos y deseamos que esta realidad cambie, en este año que tanto se ha hablado del cambio, se deben hacer cambios estructurales, de fondo (Ley de Desarrollo Rural, por ejemplo) que permitan la igualdad de oportunidades para todos los guatemaltecos, si esto no se hace la desnutrición, la pobreza y la ignorancia seguirán siendo nuestro flagelo y no habrá manera que “despierte Guatemala”.

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